Volví para saber si quería volver, y para sentir que todo aquello tan bueno había sido real. Me dejó su casa y sus amigas, y me ha prometido una visita a esta ciudad, para traerme un trocito de aire fresco, de Graná. Me ofrecen cama y amistad de la de verdad, futuros profesionales juntas que seguro que funcionarían. Me ofrecen quedarme, con la promesa de que jamás sentiré que me falta todo lo demás. Me venden Granada con un brillo en los ojos que hace imposible dudar, así seguiré más cerca su boda. Siento que podría quedarme horas dentro de esa estrella azul, escuchándole cantar, y rodeada de ellos, desconocidos pero amigos. Gracias Berta.
Pero me tengo que quedar. Esta es mi realidad, y sólo cuando esté resuelta, decidiré si es Granada u otra ciudad. Eso sí, Granada ya esta dentro, con todo lo demás.
(Octubre 2006)
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