domingo, 4 de marzo de 2007

Un pequeño oasis en el desierto de estos días


Se llama Eduardo Mazo. Es Argentino, vive en Barcelona y vende sus libros en un puesto en las ramblas. Si alguien va, por favor que no dude en comprarme alguno.
www.eduardomazo.com

Alguna de sus joyitas:

Epigramas:

Te quiero tanto,
que sólo deseo
sufras la mitad de mis dolores.

Te prefiero puta
antes que nostálgica de otro hombre.

¿Sabes que hoy ha caido del andamio
un obrero de la construcción?
Nosotros
estábamos follando a esa hora.

Cuando regreses-no importa la fecha-
mi cama se acomodará a tu vejez.

La circunvalación del pasado
produce nudos en el futuro.

Te depilabas tanto
que tuve miedo de que desaparecieras.

¿Dónde esta amontonado
tánto tiempo perdido?

¡Exijo un ataúd con cenicero!

Te abandonaré en una isla desierta
para que me extrañes.

No regreses;
te necesito eterna.

Me dan náuses
cuando imagino
a un fascista haciendo el amor.

A veces dudo,
pero, no sé.

¡Uffff!
¡Me he salvado de la mortalidad infantil!

(Autorizado a vivir)

Poesía:

El gesto

Así, como el hecho natural de los entierros,
como el gesto común
de andar descalzo
y a medio tono,
me has dicho adiós.

Todo quedó, de pronto,
como un bosque de incendios castigad,
un eco de ademanes y besos pasionales
escarpó por mis hombros
y aprisionó la forma del instante
entre campanas rotas y sueños afilados.

Así,
decir adiós
y astillarme la vida en tus fragmentos.


Te escribiré un poema

Te escribiré un poema,
haré,
con cada palabra que descubra,
un infinito arco donde puedas
circular con tus angustias.

Te escribiré un poema,
y si te hiero,
búscate en la sangre
la inspiración que me provocas.

(Esa tregua, el amor)


Es sólo una selección, genial ¿verdad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ACUARELAS CIUDADANAS

El intelectualoide macho y el intelectualoide hembra se citan una tarde en un bar para discutir sobre los condicionamientos de la cultura popular. Ya cerca de la medianoche, el dueño del bar anuncia que va a cerrar. El intelectualoide macho y el intelectualoide hembra prosiguen el diálogo en una cama. Al poco rato, el intelectualoide macho, entre mocos y sollozos, le revela al intelectualoide hembra que ese problema de eyaculación precoz tiene una raíz edípica y, mientras el intelectualoide hembra consuela al intelectualoide macho, piensa que no será conveniente, en ese momento, confiarle que su frigidez está originada por su profundo complejo de Electra. A la mañana siguiente, el intelectualoide macho se coloca un libro bajo el brazo y sale a la calle. El intelectualoide hembra, mientras tanto, se acerca al teléfono y llama a otro intelectualoide macho para citarse esa tarde en un bar para...

Eduardo Mazo

Hueco dijo...

hueco.blogspot.es
Así cago Zaratustra
¡Cómo grita el pensamiento!
¡Cómo corre la exuberancia de la vida hacia el hoyo!
¡Cómo engaña la verdad!
¿Cómo sé que es el norte y no al revés?
¡Cómo vende la pobreza hoy!
¡Qué confundido estaba el esperma!
¡Cuánto ríe la desdicha hoy!
¡Cómo callan los corderos!
¡Cuánto cuerdo suelto!
¡Qué pocos locos dirigiendo! Ellos, los que cambian las cosas.
¡Cuánto libro esperando su lectura!